Hábitos de salud: aliados del bienestar… y de tus seguros
Cuando hablamos de hábitos, muchas veces pensamos en rutinas aburridas o difíciles de mantener. Pero la realidad es que los hábitos son pequeñas acciones diarias que, sin darnos cuenta, determinan nuestra calidad de vida. Cuidar la salud física y mental mejora nuestro bienestar y tiene un impacto directo en temas como los seguros, los gastos médicos y nuestra tranquilidad financiera.
- ¿Por qué los hábitos importan tanto?
Un buen hábito es como una inversión: cada día que lo practicas, vas sumando beneficios a tu vida. Por ejemplo, caminar todos los días, comer de forma equilibrada, dormir bien o aprender a manejar el estrés, son decisiones que ayudan a prevenir enfermedades, a tener más energía y a vivir con mayor equilibrio.
En cuanto a la salud mental, establecer rutinas de descanso, mantener contacto con otras personas, expresar lo que sentimos o simplemente aprender a respirar con calma en momentos de tensión, son herramientas poderosas para mantenernos emocionalmente estables. Hoy sabemos que mente y cuerpo están profundamente conectados. Si cuidamos uno, el otro también se fortalece.
- ¿Qué tienen que ver los hábitos con los seguros?
Mucho más de lo que parece. Las aseguradoras toman en cuenta el perfil de salud de las personas al calcular primas, decidir si aceptan o no una solicitud, e incluso para determinar si una cobertura se mantiene activa sin restricciones.
Una persona con buenos hábitos suele presentar menos enfermedades crónicas, menos visitas médicas y menos hospitalizaciones. Esto se traduce en una menor probabilidad de siniestros y, por lo tanto, en mejores condiciones en su seguro.
- Ejemplos simples que hacen la diferencia
- Hacer ejercicio de forma regular: caminar 30 minutos al día, subir escaleras, moverse con frecuencia.
- Comer de forma balanceada: incluir frutas, verduras, agua y reducir los alimentos procesados.
- Dormir bien: al menos siete horas por noche, con horarios regulares y sin pantallas antes de dormir.
- Cuidar la salud emocional: hablar con alguien de confianza, hacer pausas durante el día, practicar respiración o meditación.
- Dejar de fumar o moderar el consumo de alcohol.
Aunque parecen cosas pequeñas, estas acciones generan grandes beneficios a mediano y largo plazo. Y si bien no garantizan que nunca nos enfermaremos, sí aumentan las probabilidades de que cualquier situación se resuelva mejor y más rápido.
- Cómo influye esto en tu seguro
Cuando una persona demuestra un estilo de vida saludable, puede acceder más fácilmente a seguros de vida o gastos médicos.
Una persona con peso saludable, sin diabetes ni hipertensión, no fumadora y emocionalmente estable, evita un costo adicional por extraprima.
Una persona con antecedentes de diabetes, hipertensión, obesidad, problemas de columna u otros padecimientos crónicos, así como quienes usan medicamentos controlados de forma continua, pueden enfrentar el rechazo de una aseguradora o la exclusión específica de esas enfermedades en la póliza, incluso si actualmente se encuentran estables.
- Empezar es más fácil de lo que parece.
Lo importante no es hacer todo perfecto, sino comenzar poco a poco. Un hábito sencillo como caminar después de comer o tomar más agua durante el día puede ser el inicio de un gran cambio. Lo ideal es elegir una sola acción para empezar, repetirla a diario y después sumar nuevas. La constancia es más importante que la intensidad.
Los hábitos saludables no son una moda ni una obligación difícil de cumplir. Son aliados reales para vivir mejor, prevenir enfermedades, mantener la mente clara y cuidar las finanzas. Y en el mundo de los seguros, estos hábitos marcan una diferencia muy valiosa: mejor acceso, mejores condiciones y más tranquilidad para ti y tu familia.
Y tú, ¿qué hábitos saludables tienes?
No vemos en el próximo
