¿Dejas todo para el último momento?
Hoy quiero compartirte algo que, desde que comencé a hacerlo, me ha ayudado mucho en mi vida personal y financiera.
Imagino que te has dado cuenta de que en México, la mayoría de la gente siempre hace las cosas al “cuarto para el ratito”. Desde que somos estudiantes, nos preparamos para el examen la noche anterior. Cuando somos mayores, agendamos las citas justo a la hora. De adultos, cuando tenemos obligaciones de pago de tarjetas de crédito, impuestos, seguros, siempre pensamos en el último día para hacerlo.
Incluso el día de nuestra boda, llegamos justo cuando el sacerdote ya está esperándonos para comenzar la ceremonia. ¿Te suena familiar?
En un momento de mi vida, por esperar al último, me sucedieron varias cosas que me hicieron reflexionar al respecto.
En una ocasión, olvidé la fecha de pago de mi tarjeta de crédito y me costó más de lo que debía pagar. En otra, fui al banco a hacer un pago el último día; como no había sistema, no pude pagar y me cobraron recargos. Dejé para el último día la verificación del auto. Había una cola grandísima y no podía esperar. Tuve que pagar la multa y, obviamente, volver a ir.
Así como estos ejemplos, sé de muchas personas que han tenido problemas, algunos muy serios, por dejar las cosas al último. Probablemente tú has tenido una o varias experiencias de este tipo.
Y como dicen por ahí: “Pero qué necesidad”.
Cuando me di cuenta del costo–beneficio de dejar las cosas al último contra hacerlas con tiempo, comprendí que, además del beneficio económico que representa adelantarse al vencimiento, el beneficio en mi salud es muy importante —al evitar el estrés ocasionado por las molestias y preocupaciones que ello implica—, lo que me ha ayudado mucho a lograr mi estado de salud actual.
Desde entonces, todos los pagos por hacer, los hago en cuanto recibo el estado de cuenta. Si son periódicos, los programo entre el corte y el vencimiento del pago, unos diez días antes de la fecha límite. Y los compromisos como declaraciones, verificación de auto, renovaciones de la tarjeta de circulación, de seguros, etc., los programo con varios días o semanas de anticipación.
Una fórmula para disminuir considerablemente el hecho de estar al pendiente de nuestros pagos es domiciliar servicios como luz, celular, seguros, tv por cable, agua, gas, etc. Así, sólo estaríamos al pendiente del pago de la tarjeta de crédito. Y sería mejor aún si lo domiciliamos a nuestra tarjeta de débito, pues se tomaría directo de la cuenta bancaria. Sólo hay que tener el saldo disponible necesario.
Si eres de las personas que esperan al final para hacer las cosas, te invito a que reflexiones sobre el verdadero motivo por el que lo haces. Verás que podrás ser previsor. En el caso de los pagos, si los haces en efectivo, ¿por qué no hacerlo en cuanto tienes el dinero? Si usas tu tarjeta de crédito, ¿por qué no hacerlo uno o dos días después del corte?
Haz la prueba durante unos meses y, seguramente, notarás la diferencia. Te dará tranquilidad y… recuerda que la tranquilidad te ayudará a ser feliz.
Ten en cuenta que es muy importante, siempre, revisar tus gastos, los cuales no deben exceder tus ingresos. De otra manera vivirás en dificultades financieras eternamente.
Te deseo que tengas un gran mes, haciendo lo necesario para mejorar tus finanzas personales.
